La palabra más poderosa para conectar con la gente: su nombre

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En este artículo aprenderás cinco técnicas infalibles para recordar nombres y rostros de la gente. Es una habilidad esencial como formador que te facilitará conectar con los participantes de tus cursos.

Lunes por la mañana en la oficina. Carlos y Paula están hablando junto a la cafetera sobre lo que ha hecho cada uno durante el fin de semana. Carlos menciona el nombre de Nuria, una amiga suya. De repente ven como Nuria, otra compañera de la oficina sentada en el extremo opuesto a donde están ellos, se gira y les mira.

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Are you talking to me?


¿Te ha pasado alguna vez una experiencia similar? ¿Reconocer tu nombre incluso a varios metros de distancia en un entorno ruidoso? Si es así, perteneces al club en el que estamos la mayoría de los mortales.

Tu nombre es la palabra que más has oído en tu vida y tiene un gran poder. Es una parte más de ti, al igual que tu cuerpo o tu personalidad.

Estamos programados desde pequeños para prestar atención cuando oímos nuestro nombre. De hecho, en tu cerebro hay regiones neuronales que se activan exclusivamente cuando lo oyes (leer artículo ).

El poder del nombre para conectar.

Decir el nombre de la otra persona es reconocer su identidad. Es como acariciar por un instante su ego (sí, estoy poético) y aumentar su estima.

Esto lo saben los vendedores y cualquier buen comunicador. Observa la diferencia:

– Imagínate recibiendo los aplausos del público al acabar tu presentación.

Y ahora, usando el nombre:

– Imagínate, Laura, recibiendo los aplausos del público al acabar tu presentación.

Suena mejor, más personal, ¿verdad?

Sin embargo, para poder usar este gran poder tendrás que desarrollar tu habilidad para recordar nombres.

Cómo recordar nombres de la gente.


Llegas a la sala en la que vas a realizar tu curso de formación y allí están ya todos los participantes. Te presentas y te acercas al grupo. Cada persona va estrechando tu mano y diciéndote su nombre. Al final, solo consigues recodar el primer y el último nombre que has oído.

Estos son 5 consejos prácticos para recordar nombres:

1. Repite, repite y repite.

Mi primer consejo para retener el nombre de una persona es repetirlo, decirlo en voz alta. Si te estás presentando en un grupo no tengas prisa por saludar a todos. Dedica el tiempo necesario a cada persona.

– Hola, me llamo Gonzalo.
– Encantado de conocerte, Gonzalo.

Es tan sencillo como eso. Y sin embargo, es un mecanismo muy eficaz.

Durante la conversación puedes volver a repetir de vez en cuando el nombre. Esto facilitará la comunicación, captará la atención y aportará cercanía.

Pero evita los excesos. Repetir el nombre de la otra persona demasiadas veces podría hacerte parecer un loco. Imagínate:

– Encantado de conocerte Gonzalo. Vaya frío que hace, ¿verdad Gonzalo? ¿Es la primera vez que haces un curso aquí Gonzalo?

Yo saldría corriendo.

2. Pregunta por el apellido.


Te será más fácil memorizar un nombre común si solicitas algo más de información.

– Hola, soy María.
– Disculpa, ¿cuál es tu apellido?
– María Jiménez.

El apellido hace a la persona única en tu mente. La distingue de otros conocidos con el mismo nombre.

3. Asocia y visualiza.

Crea una imagen mental de esa persona con el nombre escrito en su frente, llevando una camiseta con su nombre en ella o jugando con las letras.

Cuando te encuentres con esa persona de nuevo, visualizarás su nombre.

Otro truco útil es visualizar junto a la persona a otro conocido con el mismo nombre que ella. Puede ser alguien de tu entorno o un personaje famoso.

4. Juega.

Puedes imaginar una historia o situación ridícula alrededor de ese nombre. Visualiza a la persona haciendo algo que tenga relación con su nombre. Esta relación puede ser algo que te recuerde el sonido de ese nombre o cómo se escribe. Por ejemplo, si la persona se llama Natalia puedes imaginarla llevando una gran tarta de nata.

En mi trabajo tengo mucho trato con compañeros americanos. Por ejemplo, cuando conocí a Bruce Legget, me lo imaginaba dejando su “legado”. Le veía en la típica escena de película en la que atardeciendo un granjero muestra a su hijo las tierras que algún día heredará. Es imposible olvidarse de esa imagen. Incluso tú, cuando hayas terminado de leer este artículo te acordarás del nombre de Bruce Legget.

5. Pide más información.

Si escuchas un nombre o apellido que nunca habías oído, pregunta por su origen. Tendrás más información que te facilitará recordar ese nombre.

Además, a la mayoría de la gente le halaga que se interesen por ellos.

¿Formal o informal?

En tus cursos puede haber participantes que habitualmente usen un diminutivo o un alias de su nombre. Por ejemplo, alguien llamado José puede utilizar “Chema” o “Pepe”. El uso de estas formas tendrá un efecto importante dependiendo de las asociaciones que haya hecho esa persona.

Los padres y profesores suelen utilizar el nombre formal cuando buscan obediencia. A mí siempre me han llamado Juanda. Pero cuando mi madre o mi padre se ponían serios, utilizaban Juan Daniel.

También es habitual llamar a la persona por el apellido en entornos formales.

– Señor Álvarez, venga a mi despacho, por favor.

Usar el nombre formal te puede permitir llamar la atención en un momento dado. Sin embargo, tendrás que tener cuidado si no conoces a esa persona. No sabes si puede tener una respuesta negativa ante esa forma.

La expresión informal es más amigable y cercana. Pero no todo el mundo se siente cómodo cuando un desconocido utiliza ese nombre informal. Por eso, al iniciar tu curso o sesión, pregunta a los participantes cómo desean que les llames. Así evitarás situaciones incómodas.

Recuerda.

No tienes mala memoria. Simplemente, no estás usando la técnica adecuada para recordar nombres.

Y tú, ¿utilizas alguna otra técnica para recordar nombres? 


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